INTRODUCCIÓN

 

a)     Justificación del tema

 

¿Por qué elegimos a Marguerite Yourcenar para comentar aquí?  ¿Y por qué Memorias de Adriano?  En todo esto la casualidad cuenta mucho.  Leímos aproximadamente cincuenta novelas en el curso de Literatura I, una por cada alumno. El compañero que leyó y comentó Memorias de Adriano lo hizo tan bien que nos gustó mucho y decidimos leerla y compartirla también nosotros con otros públicos.

 

El viaje ha sido difícil  pero fascinante.  Acostumbrados a novelas contadas en tercera persona, con narrador, múltiples personajes y diálogos, nos fue difícil habituarnos al monólogo, a la presentación epistolar, la letra chiquita, las 367 páginas  y el carácter un tanto erudito de la obra.   Creímos sucumbir entre tantos césares y terminamos fascinados por ellos.  Vaya pues aquí nuestro breve comentario. 

  

b)     Ideas centrales

 

 

c)     Metodología empleada

 

Para el desarrollo de este ensayo realizamos lo siguiente:

 

1. Leímos y analizamos distintos puntos centrales de la novela.

2. Elaboramos el esquema de trabajo.

3. Consultamos en diferentes fuentes: libros, enciclopedias; Encarta, Internet  y

      otros.

4. Redactamos los diferentes segmentos del ensayo.

5. Capturamos, revisamos ortografía, diseño e impresión.

 

d)     Objetivo general

 

                  Nuestro objetivo es dar a conocer la belleza de la realidad del mundo que encierra Memorias de Adriano, hacer vivir la novela y  al protagonista.

 

e)     Estructura del trabajo

 

Hoja de presentación: en ella se concentran los datos que nos identifican; plantel, tema, semestre, nombre de los integrantes y del asesor.

Índice: listado donde se ubican los temas y las páginas donde se localizan.

Introducción, esboza el contenido de nuestro trabajo.

Desarrollo: parte del ensayo en la cual se presentan nuestras ideas centrales.  

Conclusiones: contiene las deducciones sobre el tema.

Bibliografía: enlistamos en forma alfabética las fuentes de información consultadas.

 

DESARROLLO

 

Algunos datos biográficos sobre la autora

 

            Marguerite Yourcenar (1903 – 1987) tuvo por nombre real Marguerite de Crayencour. Nació en Bruselas, Bélgica, de padre francés y madre belga.

                

Poeta, novelista, dramaturga y traductora francesa.

 

            Tradujo al inglés las obras de Virginia Wolf en 1937, en 1939, se trasladó a Estados Unidos, donde dio clases de literatura comparada en el Sarah Lawrence Collage, además publicó en 1947, una traducción francesa de lo que Maisie sabía del escritor Henry James.

 

El estilo literario de esta autora se transforma en cada una de sus obras, aceptando siempre nuevos retos. Sin embargo, su literatura se caracteriza por su conocimiento de las civilizaciones antiguas y de la historia, y su afán por comprender las motivaciones humanas. Obtuvo reconocimiento mundial a partir de Memorias de Adriano que marcó un hito dentro del género de las novelas históricas. En 1980 Yourcenar se convirtió en la primera mujer que ingresó en la Academia de la lengua Francesa. En 1986 fue galardonada con la Legión de Honor francesa.

 

Panorámica global de sus obras

 

            El primer volumen de poemas de Marguerite Yourcenar, fue El jardín de las quimeras en 1921, pone de manifiesto su refinamiento como escritora y en él interpreta los mitos griegos, con el fin de reinterpretarlos desde el mundo moderno. En 1922 publicó otra colección de poemas Los dioses no han muerto. Su primera novela Alexis o el tratado del inútil combate en 1929, relata las opiniones de un artista que intenta dedicarse a su obra, pero tropieza con la oposición de su familia. Su viaje a Italia inspiró su novela El denario del sueño en 1934, donde establece la diferencia entre el sueño y la realidad.

 

            Su novela más famosa, unánimemente elogiada por la crítica, fue Memorias de Adriano en 1951, una autobiografía novelada del emperador romano, bajo la forma de carta escrita por éste a su sobrino. Otra novela histórica, Opus Nigrum en 1968, narra la extraordinaria vida de un médico imaginario, Zeus de Brujas, ésta novela obtuvo el premio Fémina en  1968. En 1971 publica Teatro, que incluye sus obras teatrales en dos volúmenes. También escribió una biografía sobre su primera vida familiar, Mishima o la visión del vacío, en 1981. Ofreció una serie de entrevistas sobre su vida y su obra publicadas bajo el título de Les Yeux Ouverts en 1980.

 

            De su producción destacan, además: La nueva Eurídice (1931), El tiro de gracia (1939), el volumen de ensayos críticos y apuntes varios A beneficio de inventario (1963) y Cuentos Orientales (1983).

 

Memorias de Adriano: argumento

        Trataremos de entrar a la muerte con los ojos                    abiertos. (p.316) 1

 

                                                                                                               

 

 

Adriano, emperador de Roma, envejecido y enfermo de hidropesía del corazón, pasó los últimos días de su vida alejado de la vida cortesana. Escribe lo mejor de su historia personal en una extensa carta dirigida a Marco  (joven que será su sucesor), en ella aparece Adriano como un hombre ilustrado, capaz de renunciar a la  posibilidad de ser feliz por mantener el poder absoluto de su imperio.

 

Una  de las principales influencias de Adriano en su infancia fue su abuelo Marulino, quien participaba en actividades públicas.

 

El padre de Adriano murió cuando éste tenía 12 años; dejó de ver a su madre cuando fue llamado por su tutor Acilio Atiano  a Roma. A sus 17 años  fue enviado a Atenas para continuar su instrucción.

 

Fue nombrado tribuno de la décima legión  a orillas del  Danubio y después trasladado a la quinta legión, Adriano fue puesto al frente de la legión Minervina, para acabar con los Dacios y lo consiguió.

                                                                                                                    

Trajano le entregó a Adriano el anillo de diamantes que representaba   la sucesión, se le dio el titulo de gobernador de Panonia, posteriormente de Siria. Adriano fue nombrado emperador  por Trajano.

 

1 Ésta y todas las citas subsecuentes han sido tomadas de Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano, México: Planeta, 1998. 367 p.  En adelante se dará sólo la página.

 
           

 


            Se encargó de negociar la paz con sus enemigos y poco a poco su vida volvió al orden. En  su residencia comenzó a organizar reuniones literarias, en una de ellas conoció a  Antínoo, nativo de Claudiópolis quien se convertiría en su joven acompañante, amadísimo por él.

 

Una hechicera le vaticinó un infausto futuro, y ofreció un sacrificio para augurar

mejores cosas, Adriano no aceptó que fuera humano sólo animal. Se escogió un halcón de Antínoo para sacrificarlo y así los años del ave se sumarían a los de él.

 

 A Antínoo le preocupaba en demasía el emperador y decidió sacrificarse para que

sus años también se agregaran  a los de Adriano. Se ahogó en el mar Egeo. Cuando  el César lo supo, sufrió hasta lo indecible.

 

Con los años Adriano comenzó a sentirse mal, poco a poco iba perdiendo fuerza.

Una noche tuvo una hemorragia nasal, fue cuando le diagnosticaron hidropesía del

corazón.  Adriano sabía que tenía poco tiempo de vida y decide empezar a buscar al que le sucedería.  Adoptó a  Elio César, quien posteriormente murió, enseguida adopta a Antonino Pío quien hereda  el poder, con la condición de que a su muerte  le  sucediera  Marco Aurelio.  Pasó sus últimos días  en una villa  que mandó  remodelar en las afueras de Roma.

    

Lo memorable

 

Son múltiples los elementos que esta obra – baúl mágico – aporta al viajero lector, una aventura retrospectiva que nos sumerge de lleno en el mundo latino, en la antigüedad que aún expresa su esplendor a través de infinidad de obras arquitectónicas, escultóricas, literarias, en fin, obras humanamente perdurables reflejo de una cultura que se extendió hacia los cuatro puntos cardinales.

 

            Expondremos a continuación un breve análisis de la novela que nos ocupa. A dicho análisis le llamaremos lo memorable.  Los aspectos que trataremos en él son los siguientes:

 

 

Personajes históricos

 

     Muy diversos fueron los personajes que influyeron en la vida  de  Adriano y que aparecen a lo largo del relato.

 

         Uno de ellos  fue Trajano, Marco Ulpio, emperador que  le antecedió, del año 98 al 117, miembro de una familia senatorial de la Bética, fue adoptado y asociado al Imperio por Nerva,  en el año 97 fue proclamado emperador en Colonia, realizó reformas tendientes a reforzar y extender el poder imperial, emprendió grandes obras públicas, entre las que destacan el foro Trajano y la vía Trajana. Pero sus mayores logros fueron los militares, consiguiendo la mayor extensión del Imperio romano. Murió de apoplejía. Fue sucedido por Adriano. 

 

 Trajano desplegaba en el ejército una habilidad y una seguridad inigualables. Siempre me ha gustado ver trabajar a un gran especialista en lo suyo (p. 68)

 

Antínoo, era de origen griego, de una familia antigua de los primeros colonos arcadios a orillas de la Propóntida. Su presencia era silenciosa; tenía  capacidad para la alegría y la indolencia, así como para el salvajismo y la confianza. Su talante poseía una indiferencia altanera por lo que no fuese su delicia o su culto. Su dura suavidad y su sombría abnegación comprometían todo su ser.

 

He conocido hombres infinitamente más nobles,

más perfectos que yo, como Antínoo.  (p. 176)

 

          Adriano conoció desde la cuna a  Marco Aurelio, sentía un profundo cariño hacia él,  sabía que en sus manos podía dejar el imperio. Marco Aurelio  fue nombrado emperador de Roma en el año 161. Compartió el poder con su hermano adoptivo Lucio Aurelio Vero hasta que murió éste  en el año 169. Luchó contra los partos, aplicó a su gobierno enseñanzas filosóficas, que concretó en una más amplia interpretación del derecho romano, redujo los impuestos de los pobres, amplió los derechos de los esclavos y sólo se salió de su trayectoria humanitaria en la persecución de los cristianos. 

 

Marco, el que dice la verdad: me gusta jugar

con tu nombre; tú eres quizá el único ser que

 jamás me ha mentido.  (p. 288)

 

 

Topónimos

            Con Yourcenar hay una continua incitación al viaje, a recorrer sitios mágicos y milenarios llenos de historia. De tal forma que toda la novela es un profundo viaje por las concavidades del alma de Adriano y por todo el imperio  Romano.

 

            Comenzamos nuestro periplo en la bella Roma donde nuestro protagonista  (Adriano) se  instruyó durante cinco años, ahí pasó parte de su vida. Adriano la nombró por primera vez la “Ciudad Eterna”, atinadísimo calificativo, pues desde su fundación hasta nuestros días han transcurrido  casi 4000 años, y aún sigue ahí, en el centro de Italia, como símbolo de aquella gloriosa civilización que un día dominó al mundo.

 

             Seguimos a Adriano en su viaje de estudios a Atenas, en donde llegó  a ser alumno del sofista Iseo. Esta ciudad se extiende por la llanura Ática, que desciende  hacia el Mar Egeo.

 

            Dacia,  peligrosa enemiga del imperio Romano, se extendía por la orilla izquierda del Danubio, fue colonizada por Roma.  En la actualidad corresponde a la actual Rumania.

            En la ciudadela de la Sarmizegetusa, Adriano recibió el anillo de diamantes de Nerva que representaba la sucesión. En ese entonces dicha ciudad era la capital de Dacia, fue destruida por los romanos en 106. Ahora sus restos arqueológicos forman la actual  Gradistea Muncelului.

 

             Llegamos a Grecia, siguiendo a Adriano con su nombramiento de gobernador de Siria. Este estado limita al Norte con Albania, Macedonia y Bulgaria, y al Este con Turquía y es bañada por el mar Mediterráneo.

 

            En Tibur, Adriano mandó construir sus villas. Ahora se conoce como Trívoli, la cual fue antigua capital de Italia, en el Lacio. Fue tomada por los romanos en 335 a. c.

 

            Adrianópolis, también edificada por Adriano, la encontramos en la región de altiplanicies y cadenas montañosa de Asia Menor entre  Anatolia y Meseta de Irán.

 

            Otros topónimos que son, al fin y al cabo, otras invitaciones hacia la historia y la  literatura, son: Judea (actualmente Palestina), Italia, Bethar, Panonia, Alejandría, Armenia, Itálica, Palmira, Sinope, Egipto y más, muchos más.

 

Lagos y mares

 

 

Frente al milagro de los ríos mi maravilla no tenía fin; nuestros ríos son cortos  y jamás nos sentimos lejos de sus fuentes.  (p. 57 – 58)

 

Una de las fuentes de enseñanza que más nos deja Marguerite Yourcenar es estudiar los ríos, entre los más sobresalientes de esta novela se encuentran los siguientes:

 

 Éufrates

En este río los partos se sublevaron contra Adriano, es un río del Asia  occidental nace al este de Turquía; cruza el norte de Siria e Irak

 

Danubio

Cuando Adriano fue nombrado tribuno en la décima legión fue a orillas de este río,  se ubica en la Europa central, finaliza su curso en el Mar Negro.

 

Nilo

Este río es famoso por los grandes cultivos que se realizaban a sus orillas, se encuentra en África, mide 6.700 Km. de longitud desde su rama madre más lejana.

 

Tiber

Adriano visitó este río con Marco Aurelio, nace en los Apeninos Táscanos, uno de los más largos del imperio, corre por Umbría y por el Lacio. 

 

 

Egeo

El abuelo de Adriano le hablaba mucho de las constelaciones, un día Adriano se puso a observarlas tendido en el puente de un navío que estaba en el mar Egeo, este mar es parte del Mediterráneo Oriental, comprendido entre Grecia, Greta y Asia menor.

 

 

 

Tribus

 

Lugar de las guerras Dacias, blanda

 tierra de donde  pronto surgirían murallas y torres. (p. 171)

 

            Las tribus juegan un papel importante en la vida de Adriano, él se  enfrentó a muchas de éstas  por defender el territorio del vasto Imperio.  Mencionaremos algunas de ellas.

 

Los partos.  Adriano enfrentó a los partos varias veces, el interés económico de las rutas comerciales animó a los romanos a emprender la conquista de este país, permanecieron en constantes guerras.

 

Los sármatas permanecían en  guerra continua con el imperio, defendían su territorio establecidos en el curso alto y medio del Danubio, tierras que servían a los romanos  para fortificar su imperio.

 

Los dacios se extendían a la orilla izquierda del Danubio, llegaron a convertirse en un  peligroso enemigo para el imperio romano. Surgieron las guerras Dacias, campañas que Trajano dirigió y ganó convirtiendo a Dacia en provincia romana.

                                                       

Antiguo imperio romano

 

Alguna vez, durante interminables comidas... se me ocurrió pensar en los orígenes relativamente recientes de nuestro lujo, en este pueblo de granjeros parsimoniosos, soldados frugales alimentados a ajo y cebada y emperadores ambiciosos con ideas expansionistas que gozan de atiborrarse de hortelanos , inundarse de salsas y envenenarse con especias.     (p. 17)

 

Hacia el año 1000 a.C. llegó a la región  del Lacio uno de los grupos itálicos, los latinos.   En las colinas junto al río Tíber  fundaron pequeños poblados y se unieron a la Confederación Latina.  Una de estas aldeas (Roma) fue invadida por los etruscos.   Estos la urbanizaron y la protegieron con murallas, haciendo de ella una auténtica ciudad.  A finales del siglo Vl a.C, los romanos expulsaron a los etruscos y cambiaron a los antiguos reyes por una república.  Aparecen en este momento dos instituciones: el Senado y los Cónsules.

 

El creciente poderío de los romanos los enfrentó con sus vecinos.  Roma, durante el siglo V a.C., tuvo que imponer su autoridad en la Confederación Latina, organizarse políticamente y hacer frente a las luchas intestinas que protagonizaban patricios y plebeyos.  Después de varios enfrentamientos con sus vecinos.  Los romanos se adueñaron de la Italia  central al vencer a los poderosos samitas, los galos, los etruscos, y los umbríos.  Tras la victoria sobre Tarento y su posterior ocupación, en el año de 264, Roma dominaba ya toda la Península  Itálica.

 

  El núcleo  inicial de la ciudad se situó en la campiña romana, junto a los meandros que forma el Tíber al pie de pequeñas colinas, a unos 20 Km. del mar Tirreno.

 

 

Costumbres y formas de vida

 

Las costumbres del imperio romano se nos dan a conocer  mediante las  actividades que Adriano realizaba. Por ejemplo, en más de un caso el emperador adoptaba a un joven prometedor para que a su muerte le sucediese en el trono.

 

No es la sangre lo que establece la verdadera continuidad humana... El imperio debe pasar al más digno.  (p.272)

 

El matrimonio se establecía por convenio de las familias, tanto si se era pobre como rico, ni el hombre, ni la mujer podían elegir por amor a su cónyuge.

 

                                                           Uno se casa por su familia, y no por sí mismo.  (p.276)

 

 Los romanos acaudalados podían permitirse tener una casa en la ciudad y otra      (una villa) en el campo.  Las casas romanas solían tener todas una traza básica semejante: la puerta principal abría a un atrio o vestíbulo además de un surtidor con una pileta en el centro del pavimento.  Las habitaciones estaban bien ordenadas con techos altos y puertas amplias, pocas ventanas, las paredes estaban pintadas de vivos colores y sus suelos decorados con valiosos mosaicos, había pocos muebles: camas, canapés, mesas, cofres para caudales y quizá un aparador de buena madera. En la parte trasera un peristilo o un jardín con columnata

 

Cuando el emperador obtenía una victoria, debía desfilar a la cabeza de los soldados a través de Roma, con los prisioneros y el botín, entre las aclamaciones del público.

 

Había que ofrecer a Trajano el triunfo que había obsesionado sus sueños de enfermo.  (p. 102)

 

 

 

 

Adriano: vida y logros

 

Publio Elio Adriano, tercer emperador de la Dinastía Antonina, nació el 24 de enero del 76, de una familia descendiente de la Bética. Cuando su padre murió, en el 85, se convirtió en pupilo de su familiar, el futuro emperador Trajano. Estudió en Roma, ocupó varios cargos civiles y militares, hasta que Trajano se convirtió en emperador en el 98. Después participó con él en campañas militares en la frontera del Danubio, y fue nombrado cónsul varias veces. Como arconte (magistrado con funciones de gobernador) de Atenas (112) se sumergió en la cultura griega, por la que demostró un afecto duradero. En el 117, con el consentimiento del moribundo Trajano, el ejército le proclamó emperador y el Senado romano ratificó su nombramiento.

 

En aquel momento, las sublevaciones reiteradas de los pueblos súbditos y las invasiones de pueblos germanos amenazaban el Imperio. Adriano resolvió abandonar las provincias lejanas para consolidar el Imperio. Estableció una serie de fortificaciones defensivas, incluida la famosa muralla de Adriano, que marcaron el final histórico de la expansión territorial romana. En Roma, consolidó su posición a través de una política que favoreció al pueblo, desarrolló instituciones humanitarias y tuvo una actitud conciliatoria con el Senado. En sus numerosos viajes visitó casi todas las provincias romanas, puso en orden la política local, los asuntos militares y económicos y consolidó la lealtad hacia Roma. Su favorito Antínoo, que viajaba con él, se ahogó y fue deificado por Adriano.

 

En los años 134 y 135 volvió a visitar Judea, donde acabó con la insurrección de los judíos liderados por Barcokebas, iniciada en el 132, que les costó a éstos medio millón de vidas. Pasó los últimos años de su vida en Roma y en su villa palaciega de Tíbur (la actual Tívoli), la espléndida y aún hoy conservada en gran manera Villa Adriana, pequeña ciudad con edificios magníficos que recordaban lo mejor que había visto en sus viajes, e incluía algunas de las más notables estatuas de la antigüedad. Murió en la estación termal de Baiae (Bahía), el 10 de julio del 138, y le sucedió como emperador su hijo adoptivo Antonino Pío.

 

Hombre muy culto, se rodeó de poetas, filósofos y eruditos. Escribió versos y prosa, en latín y griego, con gran habilidad. Muy interesado en la arquitectura, construyó edificios magníficos como el Ateneo (una academia para el fomento del estudio), el templo de Venus y de Roma, el panteón de Agripa (reconstruido), y su mausoleo (actualmente el castillo de Sant’ Angelo).

 

 

 

 

 

 

 


Muralla de Adriano

 

            Es una antigua fortificación romana levantada en el norte de Britania, desde el Golfo Solway, en el oeste, hasta la desembocadura del río Tine, en el este; su función fue proteger la frontera de la jurisdicción civil romana. El emperador Adriano ordenó su construcción hacia el 122 d. C. La muralla construida de piedra en su totalidad tenía de 2.4 a 3 metros de grosor y probablemente 3.6 a 4.8 metros de altura.

 

 

 

 

 

 Historia y ficción

 

            ¿Dónde termina la historia y comienza el sueño? ¿En dónde está el límite de lo posible, que circunscribe al límite de lo imposible?

 

            En esta carta – novela escrita en primera persona, Marguerite Yourcenar nos presenta una urdimbre inseparable: historia y ficción. Fronteras que se entrelazan, que se cruzan una y otra vez hacia territorios de ficcionalidad y de erudición.

 

            Y es éste uno de los aspectos más entrañables de la novela, más memorable, el saber que estamos ante un hombre, unos hombres, un territorio, curtidos bajo el sol y las costas del Mediterráneo, amos y señores de lo hasta entonces conocido: existieron, amaron, murieron; pero al mismo tiempo, estamos también frente a seres ficcionales, que surgen únicamente de la voz poética, de la sutil palabra que Yourcenar construye, con base en la alegría y el recuerdo.

      

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CONCLUSIONES

 

Un hombre escribe su historia, relata sus mejores días, justo desde el derrumbe, desde el limite infausto de la enfermedad y la vejez. Es Adriano y sintetiza así la imagen  de todo hombre: es la muerte, la vida cotidiana, el desgaste del tiempo. Al descorrer el telón de  su vida, se abre así el telón de fondo del Imperio Romano, el contexto sociocultural, político y moral de su tiempo.

 

Andar por los sinuosos senderos de esta obra  ha sido muy grato, como si camináramos a orillas de una playa desconocida  y entrañable; y el buscar  conchas, piedritas de colores, pequeños hallazgos en la arena, así ha sido el ir desentrañando nombres, hechos históricos, monumentos.

 

Si Memorias de Adriano es una novela histórica poco leída por los  adolescentes de nuestro entorno,  nuestra experiencia asegura que –sin ser para neófitos- podemos a nuestros diecisiete años entenderla y gozarla con fruición, y lo que es más, compartirla  con aquellos que están cerca y a quienes amamos.

 

La novela desde el inicio inspiró  en nosotros un deseo por continuar leyéndola hasta el final, pasadizo  secreto a la  vida personal  de un emperador romano, la belleza, la ternura, la  fuerza, la paciencia y el amor plasmados en la tez de un hombre:

 

Amor el más sabio de los dioses... Pero el amor es responsable de esa negligencia, de esas durezas, de esa indiferencia mezclada a la pasión como la arena al oro que arrastra un río, de esa torpe inconsciencia del hombre demasiado dichoso y que envejece.   (p. 216 – 217)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA

 

COARELLI, Filippo et. al. Roma.  México: Mas – Ivars.  191 p.

 

GUEVARA, Denis.  Griegos y romanos.  México: Recursos didácticos alambra.  231 p.

 

YOURCENAR, Marguerite. Alexis o el tratado del inútil combate. México: Punto de lectura,

 

2000. 165p. 

 

_____________________. Cuentos Orientales. México: Punto de lectura, 2001. 165p.

 

_____________________.  Memorias de Adriano.  México: Editorial planeta, 1998.  367p.

 

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 Enciclopedia Océano. Roma legado de un imperio. Vol. 1. 374 p.